Sabino Arana Goiri
Hoy me toca hablar de uno de los personajes más influyentes del siglo XX en el País Vasco: Sabino Arana Goiri. Nacido en Abando (barrio de Bilbao en la actualidad), fue un personaje amado (creador de la Ikurriña, del BBB y de nombres tan exitosos como José o Ane) y odiado a partes iguales; se le ha acusado de racista, de incitar al odio al español “colonizador”. Y, en efecto, parte de su carga ideológica se basaba en la distinción de la raza vasca de la española. Era racista, pero no ordenaba matar a nadie como Hitler.
Cuando se habla de este controvertido personaje, nunca se hacen alusiones de las circunstancias de su época. En aquellos tiempos, y para ser más exactos, de finales del siglo XIX y hasta comienzos del siglo XX, se dieron fenómenos como la colonización de África. Las distintas potencias europeas se hicieron dueñas de tierras africanas, aunque esto trajo problemas. ¿Cómo cuáles? Los invasores occidentales se quedaron absortos de las gigantescas diferencias culturales y de raza que existen entre los pueblos del mundo. Era muy difícil, por lo tanto, explicarle a un belga que una persona del Congo era compatriota suyo. Entonces, se recurrió al concepto de Darwinismo Social: en pocas palabras, que el blanco tenía derecho de tratar al negro como él quisiera, porque su raza era más desarrollada (haciendo símiles vergonzosos de la obra de Darwin sobre la evolución de las especies). Vaya, que Sabino fue racista cuando todos los dirigente políticos europeos lo eran. Es más, Sabino Arana era antiimperialista, aunque muchos lo ignoren.
Otro factor que explica su racismo vasco es el proceso de la industrialización. Gracias a esto, el País Vasco tuvo un aumento de la población muy notoria con la llegada de inmigrantes españoles, para poder abastecer las necesidades de mano de obra. El problema de la llegada de estos trabajadores es que venían cargados de ideas socialistas, en muchas ocasiones hasta anticlericales y costumbres incompatibles con la sociedad vasca, que era tradicional y puritana. Es entonces cuando se les llama a los españoles “maketos”. Y es por ello por lo que Sabino considera que Euzkadi sólo se salvará independizándose de estos “bárbaros”.
Finalmente, la pérdida de fueros con la derrota en la tercera guerra carlista en 1876 crea un sentimiento de nacionalista latente en País Vasco (Arana se percató gracias a su hermano), que luego el propio Sabino supo canalizar y organizar.