Blogia
iker11

Ética

EUTANASIA

 

En primer lugar, querría destacar la enorme complejidad y el interés que suscita este tema, ya que la eutanasia muestra cómo vivimos en una sociedad realmente plural y dividida; además, es muy difícil, por no decir imposible, mantenerse al margen de una discusión de este tipo.

 

No en vano, estamos refiriéndonos a un tema que a su vez se encuentra dentro de uno de los grandes ámbitos de discusión del ser humano: la vida y la muerte, ni más ni menos. No obstante, es curioso observar cómo su presencia en los medios de comunicación es mínima, salvo en esos momentos puntuales en los que es  noticia. Recientemente, hemos visto cómo la mujer francesa Chantal Sébire había solicitado eutanasia debido a que sufría un tumor muy doloroso e incurable que le había desfigurado el rostro, pero en líneas generales no. Es posible que la razón de esto sea que en Occidente en general, la influencia de la religión haya perdido peso de una forma notoria; vivimos en una sociedad más o menos laica, se pierden ciertos ritos o hábitos populares y, en consecuencia, la muerte se convierte en un tema tabú, a pesar de que no seamos indiferentes. Hemos sustituido la religión y su faceta “espiritual” por un ideario mucho más materialista, en el que es vital ser joven y saludable para ser respetado. Hace no tantos años, la persona terminal moría en su cama, en su casa, con los suyos; hoy, por el contrario, se muere en la cama de un hospital, apartado del resto de la gente, como si tuviera algún tipo de virus contagioso y peligroso. Para más inri, es muy posible que tenga familiares que quieran que muera de una vez, para cobrar lo que les pudiera corresponder por herencia. Seamos claros: hoy en día, si no se cumple el perfil de joven, guapo y sano, hasta una persona normal con una ligera cojera “molesta”.       

 

Antes de entrar a valorar la alternativa de la eutanasia, me gustaría dejar claro que el hecho de que una persona quiera morir es un fracaso de la medicina. Independientemente de que estemos a favor o en contra de la eutanasia, en que el sufrimiento de la persona justifique una opción tan extrema, todos deberíamos coincidir en que la eutanasia debería ser la última el último recurso a utilizar.

.

En mi opinión, creo que la eutanasia es un derecho que debería tener todo ser humano, ya que, de la misma manera que afirmamos que todo ser humano debería tener el derecho a vivir, también lo debería poseer para decidir su propia muerte. Personalmente, me parece esencial esta opción en un mundo en el que todas las personas tengan plena autonomía para tomar sus propias decisiones, y que sean consecuentes con sus propios actos. Si una persona con una enfermedad dolorosa y/o degenerativa, considera que vivir no tiene sentido, ¿quiénes somos los demás para impedírselo? ¿Qué persona querría una muerte así de desagradable?. ¿Quién querría que una “mano invisible” tomara decisiones en nuestro nombre?

 

Por otra parte, es importante pensar que el hecho de que se le pueda mantener con vida a una persona terminal no significa que su calidad de vida pueda mejorar; al contrario, es muy posible que se le causara una agonía todavía más desgarradora, con lo que los médicos que le trataran paradójicamente pasarían de ser los sanadores a ser los verdugos.

 

No obstante, esta postura favorable tiene muchos matices, puesto que estamos hablando de un tema peliagudo. Anteriormente, hemos explicado que la eutanasia activa no es lo mismo que el suicidio asistido; en la eutanasia, hace falta la participación activa de otro grupo de personas, por lo que mi posicionamiento al respecto tiene muchos “peros”.

 

·          Allegados: Anteriormente, he comentado que la eutanasia debería ser la última opción, el extremo, el caso excepcional. Los familiares, vecinos, amigos, etc.  deben colaborar para que la persona afectada, dentro de lo posible, pueda sentirse querida. Diversas organizaciones pro-vida esgrimen el argumento de que muchas de las personas que solicitan acabar con su vida prematuramente son poco queridas en su entorno; no sienten el amor de sus seres más queridos y que por ello toman la decisión fatal. Y ciertamente, es posible que no vayan desencaminados. No me extrañaría que muchas personas , por considerarse “progres”,  apoyaran a los enfermos terminales si éstos solicitaran la eutanasia, en una especie de rebeldía contra las leyes. Entonces sí, las persona afectadas sí que se sentirían arropadas. Pero, ¿esos “progres” ayudarían a los moribundos si decidieran seguir con vida? Definitivamente, muchos les darían la espalda.

 

·          Testamento vital: Se trata de un documento en el que una persona expresa su deseo de que no se le someta  a tratamientos que alarguen su vida en el caso de sufrir una enfermedad irreversible, o que le incapacite para una existencia racional y autónoma. Del mismo modo, es posible solicitar la administración suficiente de fármacos para eliminar el sufrimiento en la fase final de la enfermedad. Me parece que es un documento muy polémico puesto que en él se expresan los deseos del paciente una vez perdidas sus facultades para decidir. Por tanto, el principio de autonomía del paciente se quebrantaría.

 

·          Derecho a negarse: Además, otra de las razones de peso que hacen que apoye la eutanasia, es el derecho que tiene un paciente terminal a rechazar el tratamiento que se le ofrece para continuar vivo. Es posible que entre en conflicto con los sanitarios que le tratan, pero considero que la prima la autonomía del enfermo, siempre y cuando entienda perfectamente las consecuencias que ello conlleva. ¿Qué sentido tiene que los médicos piensen en cómo alargarle la vida a un paciente cuando éste se niega a ser tratado?

 

·          Legislación: Sin duda, el poder legislativo sería el que más trabajo tiene en esta cuestión. Su labor debe consistir en que, una vez aprobada alguna ley favorable a la práctica de la eutanasia, dichas leyes sean lo suficientemente restrictivas como para que no se cometan excesos. De hecho, se cree que en Holanda, uno de los pocos territorios en el mundo en el que la eutanasia es legal, se practica cada vez con  mayor frecuencia, y que muchos de estos casos no se declaran por no ajustarse a la legalidad vigente. Posiblemente, en un principio, se aplicaría excepcionalmente en casos de pacientes terminales que, siendo conscientes y sin ningún tipo de presión por nadie, solicita la eutanasia con total libertad. Pero con el paso del tiempo, existe el riesgo de que se aplique en ancianos, personas en coma y un largo etcétera que distan de ser terminales.

 

El legislador tendrá que pensar en muchas hipótesis, porque seguramente tendrá que enfrentarse a casos muy particulares, atípicos. ¿Cómo puede constatar, por ejemplo, que la situación de un paciente es irreversible? Se han dado casos de personas comatosas “irreversibles” que, 15 o incluso 20 años después han despertado.

 

·          Médicos: Si el legislador tiene mucho que decir en la práctica de la eutanasia, la implicación del médico es si cabe más importante. En mi opinión, es complicado pedirle a una persona, ya sea profesional sanitario o no, que mate a otra, por mucho que la situación sea grave e irreversible para el afectado. Por tanto, hay que entender que muchos de ellos se acogieran a la objeción de conciencia para  no realizar el acto. Por otra parte, el presidente de la asociación  Derecho a Morir Dignamente ha criticado frecuentemente que los médicos son educados para curar siempre independientemente de las circunstancias del enfermo, y que la muerte de los mismos es un fracaso profesional. Sinceramente, pienso que debe ser así. Si equiparáramos la eutanasia con las demás opciones, entraría en juego la subjetividad del médico para determinar cosas como qué vida es digna de vivir y cuál no, y existiría el riesgo de que fuera el propio médico quien tomara la decisión por el afectado.